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Filosofía de Sócrates

La mayéutica
Los escritos más populares por los que se conoce el pensamiento de Sócrates son los diálogos platónicos. Estos consisten en una serie de preguntas y respuestas entre el filósofo y sus alumnos. A este diálogo de preguntas y respuestas se le conoce como el método socrático o mayéutico y se lo utiliza hasta la actualidad.

Cuando se lo nombra como “mayéutico”, se lo describe como un proceso similar al del parto. La mayéutica es una forma de ayudar al interlocutor a dar con la verdad que ya lleva consigo. Así, el método empleado busca llegar a la verdad mediante el diálogo, preguntando una y otra vez sobre lo dicho.

Es el mismo Sócrates quien compara su forma de proceder con la de dar a luz. En El banquete cuenta cómo la sacerdotisa Diotima afirma que el alma de cada hombre quiere dar a luz y por eso la tarea del filósofo es la de un partero que asiste en el nacimiento del conocimiento o logos.

Mayéutica, incluso, se traduce como “partera” u “obstetricia”, profesión ejercida por la madre de Sócrates. Incluso en el Teeteto, Sócrates le recuerda a su interlocutor que su madre era partera y que él cumple la misma función pero respecto al alma de los hombres, ayudando a dar a luz a los conocimientos guardados en sus almas.



Estructura dialógica del método

Estructuralmente, la mayoría de los diálogos platónicos en los que aparece Sócrates mantienen una misma forma argumentativa. Esta consiste en una típica serie de pasos basados en preguntas y respuestas, clasificadas en dos grandes partes: la ironía socrática y la mayéutica como procedimiento propiamente dicho.

El primero se puede resumir en dos actitudes discursivas que Sócrates asume: la ironía socrática y la refutación. De hecho, muchas veces se suele llamar “ironía socrática” al método en su totalidad. Más allá del nombre que lleve, las actitudes que Sócrates encarna son las siguientes:

La ironía.
 Es la forma de fingir ignorancia respecto de un conocimiento o temática. Frente a un interlocutor que se asume como el sabio en la materia a tratar, Sócrates actúa como si no supiera en qué consiste el punto a discutir y pregunta sobre ello irónicamente. Esta actitud se supone que es una forma de burlarse de sí mismo, ya que era considerado como “el hombre más sabio de Atenas”.

La refutación. 
Es la demostración de la contradicción del pensamiento de la persona. Por medio de la refutación, queda en evidencia la propia ignorancia de la persona.
Lo que sucede en muchas de las obras de Platón es que, en el mejor de los casos, los interlocutores de Sócrates quedan en aporía: desecharon sus antiguas opiniones, pero se encuentran en un callejón sin salida. Si en un primer momento del diálogo el interlocutor cree saber, por ejemplo, en qué consiste la piedad, al final sabe que esta no era como la pensaba y, sin embargo, sigue sin saber qué es.

A la ironía y la refutación sigue la mayéutica. Una vez que se despoja al interlocutor de sus antiguas creencias, el diálogo continúa de manera tal que, con la ayuda de Sócrates (como si fuera una partera), se dé a luz o se descubra el conocimiento ya acumulado en el alma de quien es asistido, tal como se cuenta en El banquete y en el Teeteto.


















 

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